sábado, 8 de febrero de 2014

Poner límites es esencial para empoderarte





                                                           Texto de Bethany Webster


Hay mucho que decir sobre los límites y sobre lo fundamentales que son para el sentido que tenemos de nosotras mismas. En este artículo, me concentraré mayormente en la relación entre nuestra autoestima y nuestra habilidad para poner límites saludables de forma efectiva.

Sin límites firmes, es fácil “fusionarse” o enredarse con los demás, provocando que cuidemos emocionalmente los demás, que seamos excesivamente responsables, o descuidemos nuestras propias necesidades. Cuando los límites son demasiado rígidos nos aislamos de los demás y les apartamos de nuestro lado.

Los límites saludables son “selectivamente permeables.” No son ni demasiado rígidos ni demasiado vagos (no extremadamente). Más bien, son flexibles y pueden abrirse o cerrarse si lo necesitamos, al igual que una célula sana.

Los límites están relacionados con nuestras necesidades de apego cuando éramos unas niñas. Nos plantean una pregunta: ‘¿Dónde acabo yo y dónde empiezas tu?’ Todas nosotras empezamos en esta vida como un “nosotras” cuando éramos recién nacidas y estábamos unidas con nuestras madres. Estar firmemente conectadas a nuestras madres nos ayudó a internalizar este sentido de seguridad y nos ayudó a formar nuestra propio e individual sentido de ser. Si no estuvimos conectadas firmemente a nuestras madres, seguramente hemos desarrollado un sentido de inseguridad interior y a nivel subconsciente, podemos estar buscando todavía esa seguridad en otras personas cuando ya somos adultas.

Por una parte, esto puede causarnos tener unos límites muy débiles, nos predispone a aceptar a cualquiera que vagamente nos trate con cariño y afecto, ser demasiado confiadas, o tener demasiada tolerancia con gente que nos trata mal. Los límites débiles pueden hacer que otros abusen de nosotras y puede envolvernos en una montaña rusa de sentimientos  porque nuestro sentido de  la seguridad no está aún totalmente anclado en nosotras mismas.

Tener confianza y sentirte segura en tu propia piel  

Un paso importante para desarrollar limites saludables es aprender que ninguna persona puede proporcionarte la seguridad interna que necesitas; el momento para eso es la tempana edad, momento que ya ha pasado. Sin embargo, como adultas podemos lamentar esa oportunidad perdida y desarrollar nuestra propia seguridad interna.

Conocernos a nosotras mismas como individuos es esencial para la verdadera intimidad y conexión. A medida que afinamos nuestra propia conciencia, podemos conocer más nuestras propias necesidades, deseos y preferencias. Tener el tiempo y el espacio para hacer tu trabajo interno es una forma importante de cuidarte a ti misma y reforzar tu sentido de la integridad.

Es una paradoja que cuanto más centradas y enraizadas estemos con nuestro sentido de ser, mejores compañeras y amigas seremos capaces de ser.


El antiguo paradigma: Complacer a los demás = aceptación por parte los demás

Tú eres la experta en Ti .Está bien ser tú misma, y tener diferentes necesidades y preferencias que los que están a tu alrededor. Esto puede parecer obvio pero estamos rodeadas con imágenes de mujeres deseables siendo las más complacientes y las más dispuestas a ser dominadas.

Estos mensajes permanecen en nuestro subconsciente hasta que nosotras, de forma activa, los desmantelamos. ¿Te has pillado alguna vez a ti misma teniendo un pensamiento que te sorprendió? Me ocurrió a mi cuando me topé con unos amigos que no había visto hace tiempo, y yo había ganado algún kilo. Me di cuenta de que tenía el impulso de decir algo como “No he ido al gimnasio en algún tiempo. He estado muy ocupada últimamente.” Me quedé perturbada por mi impulso de tener que disculparme y proporcionar una excusa a los demás por los cambios en mi propio cuerpo. Darme cuenta de este impulso me dio información sobre el poder de los mensajes del subconsciente y de cómo pueden aparecer  en nuestras vidas diarias aunque nosotras no estemos de acuerdo con ellos conscientemente.

A lo que dices ‘No’, determina el éxito de a lo que dices ‘Si’


Nuestros límites determinan a lo que decimos si y a lo que decimos no. Aprender a decir ‘No’ es una habilidad y un arte. Antes de imponer un límite, es importante tomarse el tiempo que necesitamos para procesar las emociones, como la rabia y el miedo, que pueden estar inicialmente presentes, para que así el intercambio se produzca desde nuestra más elevada integridad. Cada vez que podemos comunicar clara y limpiamente un “No” sin amargura o negatividad, estamos demostrando un alto nivel de autoestima.

A veces amar a alguien implica afirmar vuestras diferencias, no vuestra igualdad.    

Perdemos nuestros poder cuando aceptamos la vergüenza que otros proyectan en nosotras por su propio dolor que no está procesado. Ayudamos a los demás, no aceptando su dolor como el nuestro propio, sino subrayando su habilidad para tomar nuevas decisiones. No te sientas obligada a absorber un dolor que no es el tuyo.

Límites sanos: La soberanía de una misma


La vergüenza es una emoción tóxica inculcada en nosotras, que debilita nuestra voluntad, nos hace sentir menos seguras con nosotras mismas, menos poderosas y por lo tanto más complacientes con los deseos de los demás. Cuando ponemos límites firmes y sanos, estamos rescatándonos a nosotras mismas de la vergüenza tóxica que pudimos haber experimentado  en nuestra infancia y afirmando nuestra soberanía como individuos con el poder y el derecho de definir quiénes somos y qué permitimos o qué no permitimos dentro del espacio sagrado de nosotras mismas.

Para los demás, estar en tu vida es un privilegio… no un derecho.

Mientras continuamos entendiendo nuestro verdadero valor, estamos menos dispuestas a tolerar a las personas, circunstancias y situaciones en nuestra vida que no reflejan nuestra valía y autoestima. Nadie tiene el derecho de estar en tu mundo; ni nadie tiene la soberanía sobre tu tiempo. Si la gente quiere tener el privilegio de estar en tu vida, tendrán que ganárselo tratándote con consideración y respeto. Mientras tú te conviertes en alguien con una gran autoestima y nuevos límites, la gente que sintió tener derecho a un sitio en tu vida puede protestar u objetar, inconscientemente pidiendo inculcarte el sentido de culpa u obligación, puede que llamándote desagradecida o egoísta por mantener firmes los limites.

¿Les das tu poder a los demás y consientes sus demandas? ¿O les comunicas respetuosamente tus límites incluso frente a su desaprobación? Cómo respondes a esto es el reflejo de tu autoestima.

Sanando el síndrome de “la buena chica”

 De niñas éramos premiadas por ser sociables, complacientes, calladas e invisibles. El mensaje encubierto es que no nos merecemos tener la propiedad de nosotras mismas. Mensajes sobre la importancia de la apariencia y del atractivo sexual también comunican que “Tu cuerpo no es tuyo. Tu cuerpo existe para dar placer a los demás.” Estos tempranos mensajes  culturales y familiares, pueden causarnos el desarrollo, en algún grado, de un falso yo. Este falso yo nos ayudó a ganarnos la aceptación de los demás pero al coste de renunciar a nuestras auténticas necesidades y deseos.

La madurez implica despojarse de este falso yo y descubrir nuestro auténtico yo-, separando nuestras verdaderas necesidades y deseos de los falsos que tuvimos que adoptar con el  fin de sobrevivir.

En el proceso de descubrir nuestras verdaderas, auténticas necesidades y deseos las cosas pueden cambiar en nuestra vida, cosa que puede ser muy desafiante, pero en última instancia traerán nuevas formas de reflejar lo que de verdad somos. La gente en nuestra vida que está acostumbrada a que seamos complacientes, sumisas y dóciles puede que se sorprendan o que se sientan incómodos cuando nosotras impongamos nuestros límites.

Una cita de Eve Ensler:
“Para ser una mujer fuerte, para ser una mujer feroz, para ser una mujer auténtica, para ser una lider, para ser verdaderamente poderosa, tienes que llegar al punto en el que puedas tolerar a la  gente a la que no les gustes. Y tienes que saber que cuando de verdad estes haciéndolo, tendrás que recurrir a tu propio imperativo moral a tu propio tronco moral  y decir ,“ no me importa, esto es en lo que creo. Esto es lo que soy.”

Tú eres tu propio tesoro. Tú te perteneces.

Tener límites saludables implica estar conectada con tu valor, estar anclada a tu propio centro de la verdad, y estar dispuesta a comunicarte con los que te rodean auténticamente. Es una habilidad que se puede aprender, practicar, y redefinir con el tiempo. Cuando estas empezando puede que de miedo pero cada vez que lo haces es más fácil y te empodera más. Con el tiempo, empezamos a atraer más y más a personas que están dispuestas a respetar nuestros nuevos y sanos límites. Esos que no están dispuestos a hacerlo saldrán de tu vida.

Cuando tenemos limites saludables, nos sentimos cada vez más seguras y apoyadas dentro de nosotras mismas y también nos convertimos en más eficientes en todo lo que hacemos.

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Preguntas para pensar sobre los limites:
-¿En qué aspectos estoy dándome a los demas/vaciandome?
-¿Que estoy tragándome que no deberia?
-¿Es que aspectos fui premiada por tener límites debiles cuando era una niña?
-¿Cuales son algunas de las oportunidades que tengo ahora en mi vida para empezar a imponer limites saludables?
-¿Qué es a lo que necesito decir No, que pueda hacer que viva diciendo Si solo a las cosas que realmente deseo?
-Parte de tener limites saludables es respetar los de otros. ¿Estoy violando los limites de otros de alguna manera?





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