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miércoles, 22 de enero de 2014

"Lactivista" Ibone Olza





“No he encontrado ningún estudio riguroso que demuestre los perjuicios de la lactancia prolongada. Todo lo contrario. Los estudios científicos más rigurosos confirman que los beneficios de la lactancia son mayores cuanto más dura la lactancia. A más teta, más defensas, más salud, más empatía y más inteligencia... Porque nombrar la evidencia científica no es culpabilizar.”

Ibone Olza ha recogido sus mejores textos sobre lactancia, para presentarlos juntos en este precioso libro, muchos de ellos publicados por primera vez. Lactivista” habla de situaciones especiales, prejuicios que aún persisten hoy en día, el rol del padre, la relación entre parto y lactancia, pero también del activismo vivido, como mujer, madre y como profesional sanitario. Incluye además mucha información, nuevos puntos de vista sobre un antiguo tema, amplia biografía y un anexo muy interesante titulado "Lactancia para psiquiatras: recomendaciones sobre el empleo de psicofármacos en madres lactantes."


Os invitamos a la primera presentación del libro. Será el próximo 17 de enero, en Zaragoza, en elFnac en la Plaza España, a las 19:30hrs. Con la participación de Ibone Olza y Pilar de la Cueva.

Para leer más sobre este libro entra a leer el artículo "Lactivista" en su web personal.



lunes, 13 de enero de 2014

Los beneficios económicos del método Madre Canguro (MMC) para el hospital




Hace casi tres años ya hablamos en el blog de la labor de Adolfo Gómez Papí como precursor del Cuidado Madre Canguro en nuestro país y de los múltiples beneficios, no solo para la salud sino económicos, que este conjunto de medidas tiene.
Hoy nos hacemos eco de un nuevo dato: las arcas de la sanidad española podrían ahorrarse hasta 200 millones de euros si se generalizase el Cuidado Madre Canguro en los Unidades Neonatales. En tiempos de dificultades y recortes como los que vivimos, es alentador que, por esta vez, el beneficio económico y el beneficio sanitario confluyan en una herramienta tan sencilla de utilizar.


martes, 12 de noviembre de 2013

Piden que se proteja a las mujeres que dan de mamar en pùblico

El presidente de la Asociación Nacional Arca Ibérica, Juan Luis de Javier i Marí, una agrupación de ciudadanos preocupados por el medio ambiente, ha enviado una petición al Congreso de los Diputados en la que le reclama que proteja y vele por las mujeres que intentan amamantar a sus hijos en lugares públicos y que en algunos casos han sufrido discriminación por ello.

Así consta en el último informe aprobado por la Comisión de Peticiones de la Cámara Baja, en el que se recogen numerosas peticiones de los ciudadanos a los diputados para que se preocupen o denuncien determinados temas. Este órgano ha decidido trasladar la propuesta de la Asociación Nacional Arca Ibérica a la presidenta de la Comisión y a los portavoces de la Comisión de Igualdad de la Cámara Baja, al entender que se trata de un derecho de las mujeres y por el que en muchas ocasiones se ven discriminadas.
Juan Luis de Javier i Marí ha apuntado al caso de una madre de Erandio (Bizkaia), a la que este verano echaron de la piscina pública del pueblo al intentar dar de mamar a su bebé, o el caso de otra señora en Sevilla, cuyo bebé no paraba de llorar y entendió que en aquel momento era inevitable darle el pecho y procedió a amamantarle en una tienda de ropa. "El encargado le invitó a que saliera de la tienda porque no le parecía un acto decoroso", lamenta el presidente de la Asociación Nacional Arca Ibérica.
Según explica, el hecho de dar de amamantar a un bebé es un acto impredecible que responde a una necesidad de primer orden y algo natural que no tendría por qué ser rechazo en las zonas públicas, al no tratarse de algo "desagradable", sino algo natural y propio del ser humano "para nada indecoroso". Esta asociación, con sede en Alcoceber (Valencia), trabaja desde 2002 por la protección del medio ambiente y "ecológica de elementos que merecen su protección". "Dar el pecho está relacionado con el medio ambiente, es algo natural del ser humano y la vida", sostiene, De Javier i Marí.


lunes, 4 de noviembre de 2013

Las madres no somos como dicen por ahí


                                                                Imagen Lora Denton

Las madres, las recién paridas no estamos deseosas de ponernos a dieta, ni de recuperar no sé qué dichosa figura, las madres (muchas) echamos de menos nuestra pancita y nos vamos adaptando poco a poco a los cambios… Queremos re-conocernos y re-descubrirnos en nuestros nuevos cuerpos y sabemos que dicho cuerpo es sabio y que todo volverá a su lugar, que no tiene porqué ser el mismo.

Las futuras madres, antes de parir, no estamos esperando que nos abran el vientre y nos hagan una cesárea programada (inne-cesárea) para no enterarnos del parto. La gran mayoría de las madres (le pese a quien le pese)queremos parir.

Las madres recién paridas no necesitamos soltarle el bebé al primero que pase para irnos de copas, de cena con la pareja o de tiendas con las amigas. Para muchas de nosotras la vida social pasa a un segundo plano, especialmente si nuestro bebé o niño no es bienvenido en el lugar donde vamos. Nosotras nos estamos enamorando de un amor que durará toda la vida, es normal que le dediquemos mucho tiempo. Así que cuando llega la noche (y buena parte del día) estamos deseosas de DORMIR.

Las madres recién paridas no estamos contando los días para volver al trabajo con vistas de que éste nos libre de “esa supuesta carga” que es criar. Las madres estamos deseando bajas maternales más largas y remuneradas para no separarnos ni un segundo de nuestro bebé y la mayoría volvemos al trabajo llorando, ya es hora que se sepa.

Las madres puérperas no andamos buscando un fin de semana romántico con el padre de la criatura todavía, y puede ser que no lo necesitemos en muchísimo tiempo… tampoco ansiamos estar 24 horas en un Spa, queremos darnos un agradable baño en casa, sabiendo que si nos reclaman estaremos disponibles, queremos seguir tranquilas nuestros propios tiempos.

Las madres recién paridas no necesitamos horarios para dar el pecho, ni queremos separarnos de nuestros bebés para dormir, la mayoría experimentamos ansiedad cuando la criatura está en otros brazos por muy conocidos que sean… las madres necesitamos brazos y manos ajenas  que cocinen para nosotras, que frieguen, que laven, que limpien... y se encarguen de la ropa… por lo general preferimos no delegar (al menos fue mi caso) en nadie el cuidado directo del bebé, ni de día ni de noche.

Las madres no queremos una batería de artefactos que nos sustituyan antes de empezar: chupetes, biberones, calentadores, esterilizadores, mantitas, muñecos, telecomunicadores, potitos, etc. Queremos ser libres de utilizarlos solo si así lo decidimos y no que nos los metan en la maletita del gine o nos los regalen en el centro de salud.

Las madres queremos asesoras de lactancia cercanas, doulas que nos acompañen en el puerperio y vengan a casa, un personal médico más preparado en lactancia materna y con capacidad de desplazarse al hogar si hiciera falta, lo que salvaría muchas de nuestras lactancias que se quedan por el camino… queremos ser prioritarias para la sanidad pública y la privada, queremos que la lactancia materna sea una asignatura de importancia en la Universidad de Medicina y en los cursos de formación continuada de los sanitarios. Estamos hablando de salud comunitaria, de mucho dinero y de salvar vidas, poca broma.

Las madres no queremos ser superwomans, ni estar "monísimas" para nuestros bebés… las madres ya sabemos que somos para ellos lo mejor del mundo… Nosotras queremos poder vivir el puerperio con dignidad, sin que se nos obligue a saltárnoslo o a pasar por él de puntillas, acompañadas por buenos profesionales cuando sea necesario. Queremos disfrutar de pasar tardes en pijama, con los calcetines desparejados, despeinadas, concentradas en el placer de cuidar y amamantar(Eso sí que alguien nos traiga mucha agua, chocolate o algo para picar cuando se lo pidamos, que la lactancia a demanda da mucha sed y hambre).

Las madres recién paridas no estamos deseosas de pasarnos horas en el gimnasio poniéndonos a tono, ni de tomar suplementos dietéticos o usar cremas adelgazantes, nada más lejos de la realidad… las madres buscamos un grupo cercano de postparto/lactancia donde hablar y ser sostenidas o un lugar para practicar hipopresivas donde podamos acudir tranquilamente con nuestros bebés para recuperar nuestro suelo pélvico.

Las madres recién paridas no estamos como locas intentando recuperar nuestra vida sexual conyugal (ni hace tanta falta que en los cursos “oficiales” de pre y post parto se nos insista en que posturas coitales son las mejores para evitar en dolor de la episiotomía) Las madres tenemos nuestra sexualidad focalizada en nuestra criatura como cualquier hembra de una especie mamífera. Parir y amamantar son parte muy importante de nuestra sexualidad, aunque no se nos explique.

Las madres no soportamos el llanto de nuestros bebés, necesitamos abrazarlos, calmarlos, amamantarlos, llevarlos encima... Las madres estamos hartas de que se nos mienta y se nos recomiende dejarlos llorar. No hay ni una sola que lo lleve bien pues es contra natura.

Yo sé que hay tantas madres como mujeres, por lo tanto habrá algunas madres que no se identifiquen con este texto, pero también observo que cada vez se respeta menos la maternidad a nivel social, sobre todo el periodo del puerperio. 

miércoles, 30 de octubre de 2013

La leche, la teta, la chichi y la despedida

Artículo íntegro en http://co-madres.blogspot.com.es




Mi hija y yo elegimos una lactancia prolongada, he de ser sincera al principio no tenía la menor idea de cuánto tiempo queríamos lactar, sólo me dejaba llevar por los comentarios y los consejos que al final resultaron muchísimos y no me decían nada de lo que deseábamos mi hija y yo.

Nuestra lactancia comenzó casi inmediatamente que nació María, ella se pescaba de mi pezón  y yo no sabía muy bien que hacer con eso, ponía mi dedo índice en el pecho, lo tomaba, lo soltaba, y así transcurrieron los primero días de nacida de mi pequeña bebé, a partir del cuarto día aproximadamente comenzaron a salirme grietas, me dolían muchísimo, seguía sin saber que hacer con esto que me pasaba, de mi cuerpo salía el alimento para mi bebé, en cada succión  me revolvía de dolor, cuando pedía de comer yo decía "no por favor otra vez", de este contacto se tejían nuestros primeros vínculos nutricios, de muy dentro de mí nacía algo que yo no conocía, que daba sus primeros alientos de vida, mi maternidad, mi ser mujer nutricio en todo su esplendor, y ahí dentro algo seguía doliendo, todavía me pregunto ¿cuántos días tarda una mujer en parirse madre?

Las grietas no paraban de salir y doler, entonces mi madre llegó con el consejo de una pomada que te untas en los pezones, que no me tenía que lavar para dar el pecho y que me ayudaría a sanar las heridas de mis pezones, los humectaría y me proporcionaría una ayuda en esta lactancia intuitiva.

Cabe destacar que yo fui una bebé que lacto muy poco, que casi no lacto, mi madre tendrá sus razones y ahora las respeto desde el interior, ella sólo dice que su leche me amargaba, sin embargo en el momento de buscar opciones para que mis pechos alimentaran a su nieta, fue una abuela que me ayudo mucho con este gran consejo de la pomada curativa. En cuanto comencé a usar la pomada, los dolores comenzaron  a cesar y los pezones a sanar, la seguí usando hasta los dos o tres meses de nacida de María. Para entonces mi dieta había cambiado muchísimo y mi consciencia para como me alimentaba, pues sabía bien que lo que comía repercutía en mi lactancia, deje de comer carnes rojas pues a mi niña la estreñían, no tomaba café, ni refresco, ni consumía irritantes, ahora mi comida era comida para un ser pequeñito también y eso me maravillaba cada instante, cada tetada, cada succión.
Esta consciencia no llegó por si sola, en el primer mes de María asistí por primera vez a las primeras reuniones de COmadres que mi partera Laura Cao convocaba, conocí a varias de las hermosas mujeres que hoy son parte de nuestras vidas, nuestro amor y son mi tribu incondicional, ellas no me decían que hacer, sólo el verlas, escucharlas y estar en contacto con su maternidad, despertó en mi el deseo primario de una maternidad consciente, informada, responsable y capaz de escuchar lo más sutil de mi maternidad, juntas no acompañamos en nuestra maternidad, la propia y la colectiva.
Así llegaron seis meses de lactancia, y entonces me vino la pregunta es hora de quitar el pecho, algo dentro de mi no quiso y prolongue en mi cabeza tres meses más, llegaron los nueve meses y de nuevo me pregunté que deseaba y cómo me sentía para quitar el pecho, y supe que no era nuestro momento, que lo estaba disfrutando mucho y que a partir de ahora no me volvería a poner una fecha límite, que el momento de destetar iba a llegar solo y que lo iba a saber con la misma certeza que en ese momento sabía que no quería dejar de lactar con María.

Mi sabio y amoroso compañero, nunca cuestionó mis decisiones, nunca se impuso en tiempos y espacios para que nosotras siguiéramos lactando, desde el embarazo decidió confiar en que lo que decidiera sería lo mejor para nuestro retoño de vida, sólo se limitaba a apoyar lo que elegía y escuchar en momentos de crisis. Y confirmaba su apoyo siempre que era consciente de la feliz hija que criamos juntos.

Y llegamos al año cuatro meses de María, paseando en el parque comencé con una fuerte fiebre, y mareos, no sabía que estaba pasando pues aparte de estos síntomas yo me sentía muy bien, mi cuerpo no presentaba ningún otro síntoma de enfermedad, sin embargo cuando llegamos a casa y me desnude para ponerme la pijama, vi un círculo rojo en mi pecho derecho, cuando lo toque me dolió, y estaba ligeramente más duro que el resto del pecho, llame a mi partera, le platique lo que pasaba y cómo me sentía, me dijo que lo más seguro es que tuviera un mastitis, que era mejor que hablara con la homeópata y partera con quien trabaja en conjunto, al hablarle a está, me confirmó el diagnostico, tenía una mastitis, me mando medicina homeopática, pero toda esa noche el dolor y la fiebre no cesaron, Laura me recomendó también utilizar sábila cortada por la mitad y asada en un comal, también use este sabio consejo, pues estaba decidida a no utilizar antibióticos que entorpecieran nuestra lactancia, al otro día hablé con mi homeópata le comenté como iba mi proceso y me dijo, la mejor medicina es que María lacte mucho de ese pecho, y efectivamente, entre la homeopatía, la sábila y sobre todo las succiones de María, mi mastitis comenzó a curarse, el mejor antídoto para mi nuevo dolor de lactar era mi propia hija, que me conectó con un dolor que no había sido capaz de reconocer ni articular, me dolía mi ser bebé, me dolía no haber mamado de mi madre, me dolía mi pecho que daba sin haber recibido ese líquido de su mamá, y así tuve la oportunidad de sanar ese primer vínculo con mi propia madre, y pude hacer consciente que al dar, me estaba dando, al lactar a mi hija, también me lactaba a mi misma, ahora con la capacidad de nutrirme , y respetar sin enojos ocultos las razones por las que mi madre no pudo darme el pecho.

Después de esta crisis de dolor físico y emocional, nuestra lactancia continuó sin dolores, mi hija seguía creciendo y nutriéndose, aún cuando comía alimentos sólidos yo seguía dándole el pecho a libre demanda, sin prisas, María comenzó a comer de manera más fuerte hasta los dos años, entonces la leche materna  seguía siendo parte fundamental  de su alimentación. Pasaron los días, los meses, y mi bebé grande ya tenía cerca de dos años y medio cuando su demanda de leche por el día era a cada rato y sólo se pegaba y se despegaba inmediantamente del pecho, tal vez esto ocurría antes pero no lo había notado, pues no me molestaba, hasta ese momento, algo dentro de mí deseaba un poco de mi cuerpo de vuelta, me enojaba dar la teta cada cinco minutos, y entonces supe que era el momento de destetar, que no quería darle una teta enojada a mi pequeñita, así comenzamos con el destete.

Primero seccione las tetadas a partir de mi deseo y el de mi hija, nadie me marco los tiempos, esos los sabía yo, pues era mi cuerpo y mi crianza quienes decidirían, las primeras semanas quedaron tres tetadas al día y libre demanda por la noche, hasta desaparecer las tetadas de día y sólo dejar la de la hora de dormir y las que mi hija deseara durante la noche.

Estas primeras semanas de destete diurno fueron muy intensas, María lloraba mucho, se enojaba, me decía que por qué ya no le quería dar su tetita, yo aveces paciente, aveces enojada, aveces gritona, llorona, no sabía muy bien que sentir y que hacer pero tenía claro que  desertar no era la mejor opción para mí, pues había algo de ese continuó lactar por el día que me molestaba mucho. También pude aclarar dento de mi, cuantas veces utilicé la lactancia para callar el llanto de mi hija, y no un llanto de hambre ni de apego, su llanto para manifestar sus emociones, ese llanto que no desea ser callado si no escuchado y acompañado y que en su momento no me sentía lo suficientemente fuerte para sostener y acompañar sin juicios entonces le metía la teta como un ¡ya calla por favor! y sí, de nuevo otra oportunidad de crecimiento que me presentaba la vida, manifestado en mi maternidad y mi lactancia.

Ahora que le había quitado el tapón disfrazado de teta, también saldría todo ese llanto acumulado que en su momento no pude y no supe sostener, me arme de paciencia y dije, si mi niña ahora puedo estar aquí para ti sin juicios, cada vez que le daban ataques de llanto a mi hija, la acompañaba, le acariciaba, le decía cuanto la amo y que aquí estaba para acompañar sus sentimientos aún cuando no terminaba de saber muy bien que pasaba, sólo estaba ahí para ella, mi capacidad de maternar, de fusionar con mi hija ya no sólo era la teta,  y entonces me quedaba mi compañía altruista y sin juicios. No me juzgue por aquel llanto que no pude sostener, supe que en ese momento no estaba preparada y que llegó en un momento en el que me sentía más fuerte y en paz para acompañar la historia que María quería contar con sus lágrimas.

Esos llantos fueron disminuyendo poco a poco hasta que nos quedamos sólo con la teta para dormir y la del despertar, así pasaron los meses y María cumplió tres años y tres meses recuerdo bien que fue en Enero de este año (2012) , fue entonces que decidí quitar la teta del despertar, para dormir mejor y aprovechar esas últimas horas de sueño, ya sólo nos quedaba la teta de dormir, que disfrutamos mucho, y entonces fue momento de hablar con María, le dije que iba a llegar el momento en el que ya no iba a tomar teta, que nos teníamos que ir preparando para cuando esto ocurriera, que el Invierno estaba en su última faceta y que pronto la Primavera llegaría para ofrecernos sus soles y colores, y me vino a la mente la imagen de Perséfone saliendo del inframundo para visitar a su madre Démeter en la Tierra, y pude sentir como esa hija y esa madre también podíamos ser María y yo, que ella vendría a visitarme ahora en esta nueva etapa en la que florecería con la primavera desde su propia energía, sin la teta, brotando de ese submundo de fluidos que nos habían acogido casi por tres años y medio.

Le dije a María que la Primavera llegaba el 21 de Marzo y que la recibiríamos esa noche con nuestra última teta, con nuestra despedida a esta hermosa etapa,  llena de crecimiento y nutrición para ambas, ella sólo me miraba mientras tomaba su teta de noche.

Al llegar esa noche previa a la Primavera, prendimos una velita roja que es de María, le dije que era la ultima vez que lactabamos, le conté nuestra historia de lactancia, le dije que ambas ahora renaceríamos desde las aguas maternas, para encontrarnos con una nueva etapa, con una nueva Tierra, con un nuevo vínculo que sólo ella y yo podíamos comenzar a tejer desde nuestro amor.

Y así comenzamos una nueva historia, la de vincularnos sin teta, sin ese espacio que ahora ocupan otros espacios, vincular sin teta ha sido todo un reto, pues mucho de lo que fuimos en esos primeros años de vida, estaba lleno de sustancia lactea, y sé que cada día no espera ese momento en el que aún sin teta, sin leche materna, ella y yo podemos ser una, podemos aprender a contactar con lo más sutil de nuestro amor.

Hoy y siempre doy gracias por esta oportunidad de dar, de darme, honro cada gota de leche que de mis senos brotó con dolores y placeres para nutrir en mucho sentidos a mi pequeña retoña de vida, y a mi propia mujer madre, pues tengo la certeza de que una madre no sólo lacta a sus hijos se lacta a sí misma. La leche materna, no sólo es alimento, es vínculo, es amor, es oportunidad de crecer y aprender como madres de nuestra propia historia como hijas, como mujeres, es nutrir nuestra capacidad dadora.

viernes, 25 de octubre de 2013

De madre a madre

El texto original puedes leerlo en www.enminusculas.com




“eh, tú, si tú, la madre de x (y w, y z…), la equilibrista, te mereces un monumento!!!”

Tú, que te has levantado girada, porque las madres también nos levantamos del revés a veces, y has sonreído y dicho "buenos días" a tu hijo/a, con tu voz más dulce, te mereces un monumento.

Tú, que te has levantado girada y has sido incapaz de disimular, tú que has necesitado verbalizarlo y expresarlo en voz alta, te mereces un monumento.


Tú, que has aguantado la cuarentena de la varicela con un bebé/niño en casa y has participado en tantos juegos y has sobrevivido, cuando pensabas que no podrías más, te mereces un monumento.

Tú, que llevas 5 noches sin dormir más de 4 horas, por la “itis” de turno, y sabes que esta noche será la sexta, te mereces un monumento.

Tú, que has cogido parte de tus días de vacaciones para poder cuidar a tu hijo enfermo, porque este sistema patriarcal tan injusto no te da otra opción, te mereces un monumento.

Tú, que hoy (por lo que sea) necesitas un relevo urgente y sabes que el relevo no llega hasta las 5 de la tarde, y respiras y te reinventas, minuto a minuto, hasta las 5, te mereces un monumento.

Tú, que piensas “hoy no llego a la cena”, porque estás un poco enferma y cansadísima, y horas más tarde te ves tranquilamente cenando con tus hijxs y riéndote, te mereces un monumento.

Tú, que en un momento concreto has llamado a tu madre (que vive en otra ciudad) o a una amiga cercana para poder dormir y descansar, y no has necesitado excusas, te mereces un monumento.

Tú, mamá lactante, que pillas todos los virus de tu hijx (con lo que eso comporta) mientras le ayudas a inmunizarse, te mereces un monumento.

Tú, que das teta a temperaturas increíbles, de día y de noche, y tienes más trucos que el almendruco para no pasar calor ni frío, te mereces un monumento.

Tú, que a veces has gritado y te has largado a la calle con un portazo, tú que has dejado salir la rabia y no te ha gustado, a pesar de que era necesario… Tú que no te has reconocido, pero te has perdonado, te mereces un monumento.

Tú, que no tienes una pareja o tribu que te apoye en la crianza, y te sientes sola, pero continúas día a día, te mereces un monumento (y una tribu).

Tú, que tienes una pareja que te apoya en la crianza y estáis en fase de conflicto, por mucho que sepas que es parte de vuestro aprendizaje, te mereces un monumento.

Tú, que has mirado a tu infancia cara a cara, que has hecho el viaje en pleno puerperio para sanar tu historia y llegar libre a tus hijxs,  te mereces un monumento.

Tú, madre bloguera, compañera de viaje virtual y de horas sin dormir, la que (sin saber cómo) encuentra tiempo para cada post, la que come a veces delante del ordenador, la que escribe hasta soñando, te mereces un monumento.

Tú, que ya los tienes en la adolescencia, y practicas cada día la confianza y el amor incondicional; tú, que a pesar de las mil dudas de esta nueva etapa, has decidido embarcarte en el viaje, te mereces un monumento.

Tú, que colechas feliz y deseosa cada noche, a pesar de dormir en posturas increíbles, tú la de la cama sin horarios, te mereces un monumento.

Tú, que estás teniendo un embarazo complicado y además has de cuidar a tu hijo/a mayor, tú la que convives con la esperanza y el miedo, te mereces un monumento.

Tú, que has cogido una excedencia para estar con tu hijo/a, y las estás pasando canutas, económicamente hablando, y aún así lo volverías a hacer (una y mil veces) porque es lo mejor que has hecho en tu vida, te mereces un monumento.

Tú, que has vuelto a trabajar sin ganas, porque quisieras quedarte con tu hijo, y lloras a escondidas en el curro y vuelves a casa, como alma que lleva el diablo, para sanar -con una dosis extra de cuerpo a cuerpo- el dolor mutuo de esa separación, te mereces un monumento.

Tú, que has ido a por el segundo, con una situación incierta en casa (sea la que sea), porque el deseo de ese niño por venir te estaba explotando en el cuerpo y jamás te has arrepentido, te mereces un monumento.

Tú, que has luchado por salvar tu lactancia, con uñas y dientes, da igual si lo has conseguido o no, tú que has encontrado como yo un hada madrina (de la teta), te mereces un monumento.

Tú, que das el biberón como si fuera el pecho, con esa ternura que me deja boquiabierta; tú, la reina del porteo, ya sabes quien eres, te mereces un monumento.

Tú que tienes un bebé estrella, o dos, o tres, con todo el amor y el dolor que eso comporta, te mereces un monumento.

Tú que no tuviste tu parto soñado, estuvieras muy informada o no (da lo mismo) y has sido capaz deaceptarlo y sanarlo, (o estás todavía a mitad camino) te mereces un monumento.

Tú, mujer y madre, que eres yo, que eres tú, que eres tu madre, tu abuela, tu linaje, tu hija y a la vez te sabes única e irrepetible, te mereces un monumento

Tú, la madre de x (y w, y z…), la de los sueños cotidianos, la de los imposibles posibles, la del cuidado, la del calor, aunque no salgas jamás en la prensa, sabes que con cada minuto estás cambiando el mundo…

No lo olvides.


No hay nadie como tú.


Eres una campeona!!!

lunes, 19 de agosto de 2013

Pinturas de madres...

La pintora Katie M.berggren realiza cuadros en los que plasma a madres con sus pequeños. Son cuadros que emanan amor y ternura.

La página donde podéis verlos y comprarlos es http://kmberggren.com/. Seguro que, como a mí, os encanta.









viernes, 19 de julio de 2013

Creencias y costumbres relacionadas con el embarazo, parto y puerperio en tribus


Navegando por la red he dado con un documento muy interesante. Se trata de un Pdf que cuenta las creencias y costumbres relacionadas con el embarazo, parto y puerperio en las comunidades nativas Awajun y Wampis. Los autores son Armando Medina y Julio Mayca.

No podéis dejar de leerlo, porque es curioso como tratan éstos momentos de forma tan diferente a nosotros. 
Personalmente imaginaba que, estando tan lejos y sin ninguna influecia de la civilización sus costumbres serían más salvajes y naturales, y se dejarían llevar por sus instintos, pero no es así. Me sorprende saber que también tienen "cuentos de la abuela" como nosotros. Hasta creen que la primera leche de la madre es mala y la desechan, prefiriendo que el bebé pase hambre antes que dársela, o que, cuando regresa la menstruación de la mujer, ésta no puede cojer al bebé porque enfermaría.
En fin, nunca te acostarás sin saber una cosa nueva y en este caso, muchas.

Os dejo el enlace porque el documento es bastante largo (11 páginas) como para pegarlo aquí.

sábado, 13 de julio de 2013

El destete temprano en los Neandertales

No había horarios de oficina que cumplir ni presiones sociales de ningún tipo sobre la mejor alimentación para los bebés, pero las madres neandertales dejaban de dar el pecho a sus hijos bastante pronto. Según una investigación realizada sobre el diente de un niño de la otra especie humana desaparecida hace 30.000 años, los pequeños eran alimentados exclusivamente con leche materna durante los primeros siete meses de vida. Después, les seguían otros siete meses de suplementación con alimentos sólidos, y entonces se interrumpía la lactancia definitivamente.

Los investigadores de la Escuela de Medicina Monte Sinaí de Nueva York han descrito en la revista Nature la transición de la lactancia materna a la ingesta de alimentos sólidos mediante el análisis de los cambios en la distribución de bario en los dientes, un enfoque que podría permitir el análisis de la historia dietética temprana de la vida en los homínidos fósiles.
El destete es fundamental para las tasas de desarrollo y la reproducción. Mientras que un destete tardío puede tener beneficios para la salud del pequeño, el temprano permite intervalos más cortos entre nacimientos, lo que influye en el crecimiento demográfico, la evolución y el éxito como especie.
La comprensión de la evolución del destete humano ha sido limitada por la falta de marcadores fiables para indicar el momento y la naturaleza de las transiciones dietéticas. Sin embargo, los investigadores creen que la distribución de bario en el esmalte dental refleja con precisión las transiciones alimentarias desde la leche de la madre a la introducción de otras fuentes de alimentos. Un análisis en seres humanos y en macacos revela que el bario se eleva durante la lactancia y cae abruptamente tras el destete.

Articulo original http://www.abc.es

sábado, 22 de junio de 2013

Agitación del amamantamiento. (Mi experiencia personal)


Lamentablemente tuve que vivir con la agitación del amamantamiento durante unos meses. Realmente puedo decir que es la experiencia más dura que he vivido hasta ahora, pues me gustaba y disfrutaba mucho dando el pecho a mi hijo, y el final de nuestra lactancia no fue el que me hubiera gustado, a pesar de que no fue traumático.

Cuando mi hijo tenía 11 meses me quedé embarazada de nuevo. Los primeros meses leí algo de la agitación, pero sinceramente pensaba cosas como..."no se pasará tan mal", "si me pasara seguro que lo superaría", "bueno, la sensación es de que no te gusta darle el pecho, pero se lo das, piensas en otra cosa y ya está" cosas así, que luego me acordé y lamenté mucho....
Al quinto mes, después de haber "superado" medio embarazo, comencé a notar algo raro. No lo dí mayor importancia, y pensé que, si aquello era la agitación lo pasaría sin problema. Pero según pasaban las semanas iba aumentando esa sensación. Hasta que llegó un momento en que NO podía dar el pecho a mi hijo. Me resultaba un calvario, y mi momento del día más temido era la noche, porque se dormía a la teta y le costaba mucho. Había noches de hasta 1 hora y luego venían despertares en los que se engachaba. (Mi primer hijo ha sido de alta demanda y tomaba teta cada hora hasta bien pasado el año, incluso de dia).
Cuando veía que venía corriendo y decía "teta teta" se me caía el mundo encima y sólo tenía ganas de irme corriendo lejos de él. Sentía odio por mis pechos y me sentía sucia. Además me enfadaba por no poder "mandar" sobre mi cuerpo. Más de una vez he oido que las mujeres que sufren de ésta agitación se sienten violadas, y es cierto, se siente así.
Mi niño también lo pasó mal. Él notaba lo que a mí me pasaba, veía que lo tensa que me ponía al darle de mamar. Y sufría, porque él quería disfrutar conmigo y yo no disfrutaba. Observé que me pedía menos, pero creo que en el fondo quería tanto como antes, pero hacía el esfuerzo para que no me sintiera mal. Una preciosa pero trágica historia de amor :)
Muchas preguntareis... Bueno, y por que no destetaste? Por encima de todo quería mantener la lactancia porque es importante para mí y lo era mucho más para mi pequeño. Tenía la ilusión de acabar la lactancia cuando él no quisiera más. Quería que durara muuuucho y me aferraba a la idea de que después del parto aquello acabaría.
Pero llegó el parto, y aquello no se marchó. Los siguientes días en realidad disminuyó de intensidad. Me molestaba pero lo aguantaba, y me puse feliz. Pero después volvió para quedarse y ahí empezó el final de nuestra lactancia.
Empecé a no ofrecerle y él poco a poco pedía menos, hasta que cumplidos los dos años se destetó por completo. 
Estuvimos unos meses en támdem :) Lo único por lo que doy gracias es porque todo sucedió lentamente, y casi no nos dimos cuenta. De repende un dia no pidió y aunque al siguiente sí lo hizo, al otro ya no....y así hasta hoy.
Actualmente en ocasiones cuando me ve desnuda quiere abrazarme y "sentirme" y alguna que otra vez a dado un chupito, creo que no saca nada, pero le gusta y se queda agusto y feliz. 
Cerramos una etapa pero, seguimos con nuestra historia de amor.