miércoles, 30 de octubre de 2013

La leche, la teta, la chichi y la despedida

Artículo íntegro en http://co-madres.blogspot.com.es




Mi hija y yo elegimos una lactancia prolongada, he de ser sincera al principio no tenía la menor idea de cuánto tiempo queríamos lactar, sólo me dejaba llevar por los comentarios y los consejos que al final resultaron muchísimos y no me decían nada de lo que deseábamos mi hija y yo.

Nuestra lactancia comenzó casi inmediatamente que nació María, ella se pescaba de mi pezón  y yo no sabía muy bien que hacer con eso, ponía mi dedo índice en el pecho, lo tomaba, lo soltaba, y así transcurrieron los primero días de nacida de mi pequeña bebé, a partir del cuarto día aproximadamente comenzaron a salirme grietas, me dolían muchísimo, seguía sin saber que hacer con esto que me pasaba, de mi cuerpo salía el alimento para mi bebé, en cada succión  me revolvía de dolor, cuando pedía de comer yo decía "no por favor otra vez", de este contacto se tejían nuestros primeros vínculos nutricios, de muy dentro de mí nacía algo que yo no conocía, que daba sus primeros alientos de vida, mi maternidad, mi ser mujer nutricio en todo su esplendor, y ahí dentro algo seguía doliendo, todavía me pregunto ¿cuántos días tarda una mujer en parirse madre?

Las grietas no paraban de salir y doler, entonces mi madre llegó con el consejo de una pomada que te untas en los pezones, que no me tenía que lavar para dar el pecho y que me ayudaría a sanar las heridas de mis pezones, los humectaría y me proporcionaría una ayuda en esta lactancia intuitiva.

Cabe destacar que yo fui una bebé que lacto muy poco, que casi no lacto, mi madre tendrá sus razones y ahora las respeto desde el interior, ella sólo dice que su leche me amargaba, sin embargo en el momento de buscar opciones para que mis pechos alimentaran a su nieta, fue una abuela que me ayudo mucho con este gran consejo de la pomada curativa. En cuanto comencé a usar la pomada, los dolores comenzaron  a cesar y los pezones a sanar, la seguí usando hasta los dos o tres meses de nacida de María. Para entonces mi dieta había cambiado muchísimo y mi consciencia para como me alimentaba, pues sabía bien que lo que comía repercutía en mi lactancia, deje de comer carnes rojas pues a mi niña la estreñían, no tomaba café, ni refresco, ni consumía irritantes, ahora mi comida era comida para un ser pequeñito también y eso me maravillaba cada instante, cada tetada, cada succión.
Esta consciencia no llegó por si sola, en el primer mes de María asistí por primera vez a las primeras reuniones de COmadres que mi partera Laura Cao convocaba, conocí a varias de las hermosas mujeres que hoy son parte de nuestras vidas, nuestro amor y son mi tribu incondicional, ellas no me decían que hacer, sólo el verlas, escucharlas y estar en contacto con su maternidad, despertó en mi el deseo primario de una maternidad consciente, informada, responsable y capaz de escuchar lo más sutil de mi maternidad, juntas no acompañamos en nuestra maternidad, la propia y la colectiva.
Así llegaron seis meses de lactancia, y entonces me vino la pregunta es hora de quitar el pecho, algo dentro de mi no quiso y prolongue en mi cabeza tres meses más, llegaron los nueve meses y de nuevo me pregunté que deseaba y cómo me sentía para quitar el pecho, y supe que no era nuestro momento, que lo estaba disfrutando mucho y que a partir de ahora no me volvería a poner una fecha límite, que el momento de destetar iba a llegar solo y que lo iba a saber con la misma certeza que en ese momento sabía que no quería dejar de lactar con María.

Mi sabio y amoroso compañero, nunca cuestionó mis decisiones, nunca se impuso en tiempos y espacios para que nosotras siguiéramos lactando, desde el embarazo decidió confiar en que lo que decidiera sería lo mejor para nuestro retoño de vida, sólo se limitaba a apoyar lo que elegía y escuchar en momentos de crisis. Y confirmaba su apoyo siempre que era consciente de la feliz hija que criamos juntos.

Y llegamos al año cuatro meses de María, paseando en el parque comencé con una fuerte fiebre, y mareos, no sabía que estaba pasando pues aparte de estos síntomas yo me sentía muy bien, mi cuerpo no presentaba ningún otro síntoma de enfermedad, sin embargo cuando llegamos a casa y me desnude para ponerme la pijama, vi un círculo rojo en mi pecho derecho, cuando lo toque me dolió, y estaba ligeramente más duro que el resto del pecho, llame a mi partera, le platique lo que pasaba y cómo me sentía, me dijo que lo más seguro es que tuviera un mastitis, que era mejor que hablara con la homeópata y partera con quien trabaja en conjunto, al hablarle a está, me confirmó el diagnostico, tenía una mastitis, me mando medicina homeopática, pero toda esa noche el dolor y la fiebre no cesaron, Laura me recomendó también utilizar sábila cortada por la mitad y asada en un comal, también use este sabio consejo, pues estaba decidida a no utilizar antibióticos que entorpecieran nuestra lactancia, al otro día hablé con mi homeópata le comenté como iba mi proceso y me dijo, la mejor medicina es que María lacte mucho de ese pecho, y efectivamente, entre la homeopatía, la sábila y sobre todo las succiones de María, mi mastitis comenzó a curarse, el mejor antídoto para mi nuevo dolor de lactar era mi propia hija, que me conectó con un dolor que no había sido capaz de reconocer ni articular, me dolía mi ser bebé, me dolía no haber mamado de mi madre, me dolía mi pecho que daba sin haber recibido ese líquido de su mamá, y así tuve la oportunidad de sanar ese primer vínculo con mi propia madre, y pude hacer consciente que al dar, me estaba dando, al lactar a mi hija, también me lactaba a mi misma, ahora con la capacidad de nutrirme , y respetar sin enojos ocultos las razones por las que mi madre no pudo darme el pecho.

Después de esta crisis de dolor físico y emocional, nuestra lactancia continuó sin dolores, mi hija seguía creciendo y nutriéndose, aún cuando comía alimentos sólidos yo seguía dándole el pecho a libre demanda, sin prisas, María comenzó a comer de manera más fuerte hasta los dos años, entonces la leche materna  seguía siendo parte fundamental  de su alimentación. Pasaron los días, los meses, y mi bebé grande ya tenía cerca de dos años y medio cuando su demanda de leche por el día era a cada rato y sólo se pegaba y se despegaba inmediantamente del pecho, tal vez esto ocurría antes pero no lo había notado, pues no me molestaba, hasta ese momento, algo dentro de mí deseaba un poco de mi cuerpo de vuelta, me enojaba dar la teta cada cinco minutos, y entonces supe que era el momento de destetar, que no quería darle una teta enojada a mi pequeñita, así comenzamos con el destete.

Primero seccione las tetadas a partir de mi deseo y el de mi hija, nadie me marco los tiempos, esos los sabía yo, pues era mi cuerpo y mi crianza quienes decidirían, las primeras semanas quedaron tres tetadas al día y libre demanda por la noche, hasta desaparecer las tetadas de día y sólo dejar la de la hora de dormir y las que mi hija deseara durante la noche.

Estas primeras semanas de destete diurno fueron muy intensas, María lloraba mucho, se enojaba, me decía que por qué ya no le quería dar su tetita, yo aveces paciente, aveces enojada, aveces gritona, llorona, no sabía muy bien que sentir y que hacer pero tenía claro que  desertar no era la mejor opción para mí, pues había algo de ese continuó lactar por el día que me molestaba mucho. También pude aclarar dento de mi, cuantas veces utilicé la lactancia para callar el llanto de mi hija, y no un llanto de hambre ni de apego, su llanto para manifestar sus emociones, ese llanto que no desea ser callado si no escuchado y acompañado y que en su momento no me sentía lo suficientemente fuerte para sostener y acompañar sin juicios entonces le metía la teta como un ¡ya calla por favor! y sí, de nuevo otra oportunidad de crecimiento que me presentaba la vida, manifestado en mi maternidad y mi lactancia.

Ahora que le había quitado el tapón disfrazado de teta, también saldría todo ese llanto acumulado que en su momento no pude y no supe sostener, me arme de paciencia y dije, si mi niña ahora puedo estar aquí para ti sin juicios, cada vez que le daban ataques de llanto a mi hija, la acompañaba, le acariciaba, le decía cuanto la amo y que aquí estaba para acompañar sus sentimientos aún cuando no terminaba de saber muy bien que pasaba, sólo estaba ahí para ella, mi capacidad de maternar, de fusionar con mi hija ya no sólo era la teta,  y entonces me quedaba mi compañía altruista y sin juicios. No me juzgue por aquel llanto que no pude sostener, supe que en ese momento no estaba preparada y que llegó en un momento en el que me sentía más fuerte y en paz para acompañar la historia que María quería contar con sus lágrimas.

Esos llantos fueron disminuyendo poco a poco hasta que nos quedamos sólo con la teta para dormir y la del despertar, así pasaron los meses y María cumplió tres años y tres meses recuerdo bien que fue en Enero de este año (2012) , fue entonces que decidí quitar la teta del despertar, para dormir mejor y aprovechar esas últimas horas de sueño, ya sólo nos quedaba la teta de dormir, que disfrutamos mucho, y entonces fue momento de hablar con María, le dije que iba a llegar el momento en el que ya no iba a tomar teta, que nos teníamos que ir preparando para cuando esto ocurriera, que el Invierno estaba en su última faceta y que pronto la Primavera llegaría para ofrecernos sus soles y colores, y me vino a la mente la imagen de Perséfone saliendo del inframundo para visitar a su madre Démeter en la Tierra, y pude sentir como esa hija y esa madre también podíamos ser María y yo, que ella vendría a visitarme ahora en esta nueva etapa en la que florecería con la primavera desde su propia energía, sin la teta, brotando de ese submundo de fluidos que nos habían acogido casi por tres años y medio.

Le dije a María que la Primavera llegaba el 21 de Marzo y que la recibiríamos esa noche con nuestra última teta, con nuestra despedida a esta hermosa etapa,  llena de crecimiento y nutrición para ambas, ella sólo me miraba mientras tomaba su teta de noche.

Al llegar esa noche previa a la Primavera, prendimos una velita roja que es de María, le dije que era la ultima vez que lactabamos, le conté nuestra historia de lactancia, le dije que ambas ahora renaceríamos desde las aguas maternas, para encontrarnos con una nueva etapa, con una nueva Tierra, con un nuevo vínculo que sólo ella y yo podíamos comenzar a tejer desde nuestro amor.

Y así comenzamos una nueva historia, la de vincularnos sin teta, sin ese espacio que ahora ocupan otros espacios, vincular sin teta ha sido todo un reto, pues mucho de lo que fuimos en esos primeros años de vida, estaba lleno de sustancia lactea, y sé que cada día no espera ese momento en el que aún sin teta, sin leche materna, ella y yo podemos ser una, podemos aprender a contactar con lo más sutil de nuestro amor.

Hoy y siempre doy gracias por esta oportunidad de dar, de darme, honro cada gota de leche que de mis senos brotó con dolores y placeres para nutrir en mucho sentidos a mi pequeña retoña de vida, y a mi propia mujer madre, pues tengo la certeza de que una madre no sólo lacta a sus hijos se lacta a sí misma. La leche materna, no sólo es alimento, es vínculo, es amor, es oportunidad de crecer y aprender como madres de nuestra propia historia como hijas, como mujeres, es nutrir nuestra capacidad dadora.

martes, 29 de octubre de 2013

La fragilidad de la vida, ser madres...

           El texto completo lo puedes leer en http://co-madres.blogspot.mx


Recuerdo el primer momento en el que fui consciente de que sostenía la vida en mis manos, la tocaba, la olía, la acariciaba, le hablaba, ese primer instante en el que la Tierra afirmaba en mi un nuevo nacimiento, entre lagrimas y risas, la Luna, la noche, el aire, las aguas, el mar mismo y toda la naturaleza celebraban conmigo el suspiro de una nueva vida.


Jamás me sentí mas vulnerable, mas protectora, más fuerte y a la vez mas suave, la naturaleza había confiado en mi para ser la madre de un ser único e irrepetible que me cambiaría la vida y la forma de vivirla.

La maternidad me invitó a tocar la sutilidad más fina , me trajo nuevos hábitos, inspiración para generar nuevos acuerdos y consciencia para vivir vínculos que antes tenía adormecidos. De pronto comencé a interesarme y preguntarme cosas que antes no venían a mi mente, el corazón como flor en primavera comenzó a abrirse para dar y recibir el amor mas puro.

Además de elegir una crianza consciente y congruente con el amor que deseo sostengan la existencia de mi hija, despertó en mi un instinto por cuidar, proteger y conservar el equilibrio de nuestro Planeta. Ser madres nos conecta con la maternidad universal, con esa consciencia de la Tierra que deseamos heredar a nuestros hijos, pues ahora somos parte de un todo llamado Madre.

lunes, 28 de octubre de 2013

El disparatado mundo de las mesas de parto

Por Angela Müller
Primero el potro "clásico" o la mesa de parto. Y ahora las camas-hiper-multifuncionales-articuladas prometiendo el "parto vertical"; parte del discurso actual tan políticamente correcto. Más de lo mismo, pero cada vez mejor camuflado y más caro. (¡Menudo negocio! Por el precio de una de estas camas se podría adecuar más de una sala de parto en condiciones). 
El fin siempre es el mismo: se trata de "controlar" a la mujer, tenerla (casi) inmovilizada… no vaya a ser que se le ocurra ponerse a andar y adoptar la postura que le pida el cuerpo para dilatar y parir mejor. Moverse para ayudar al bebé a bajar por el canal del parto. 
También se trata de "dominar la situación" (o más bien ¿dominar a la mujer?), para evitar que sea ella quien domine el espacio o tome el control sobre su propio cuerpo. Por muy moderna que sea la cama, la mujer suele estar en la postura más incómoda y humillante, que es a la vez la peor para parir. Alguna se llevó una sorpresa cuando de repente sacaron unos estribos "escondidos" debajo de una cama aparentemente "normal" y "moderna".
Todo esto también se traduce al lenguaje: hay profesionales que "hacen partos" en vez de "atender partos".
Me parece "curioso" que fueran hombres los que inventaron las distintas mesas de parto y también hombres las que las "desarrollaron" a lo largo de los años... También fue un hombre el que hizo un intento de elaborar un Análisis biomecánico de la mesa de parto. Es un artículo absurdo, ya que falta lo básico de un análisis: cuestionarse la existencia de estas mesas de parto. Tan sólo habla de "hacerlo más cómodo" para la parturienta cuando en realidad la mesa de parto se ha inventado para la comodidad del profesional y para facilitar que el parto intervenido se convierta en una triste rutina. 
Un mobiliario adecuado puede ayudar a alejarnos de la idea de la sala de partos como taller mecánico. Un taller en el que entran madres “estropeadas” a punto de ser "arregladas" al extraerles sus bebés.


viernes, 25 de octubre de 2013

De madre a madre

El texto original puedes leerlo en www.enminusculas.com




“eh, tú, si tú, la madre de x (y w, y z…), la equilibrista, te mereces un monumento!!!”

Tú, que te has levantado girada, porque las madres también nos levantamos del revés a veces, y has sonreído y dicho "buenos días" a tu hijo/a, con tu voz más dulce, te mereces un monumento.

Tú, que te has levantado girada y has sido incapaz de disimular, tú que has necesitado verbalizarlo y expresarlo en voz alta, te mereces un monumento.


Tú, que has aguantado la cuarentena de la varicela con un bebé/niño en casa y has participado en tantos juegos y has sobrevivido, cuando pensabas que no podrías más, te mereces un monumento.

Tú, que llevas 5 noches sin dormir más de 4 horas, por la “itis” de turno, y sabes que esta noche será la sexta, te mereces un monumento.

Tú, que has cogido parte de tus días de vacaciones para poder cuidar a tu hijo enfermo, porque este sistema patriarcal tan injusto no te da otra opción, te mereces un monumento.

Tú, que hoy (por lo que sea) necesitas un relevo urgente y sabes que el relevo no llega hasta las 5 de la tarde, y respiras y te reinventas, minuto a minuto, hasta las 5, te mereces un monumento.

Tú, que piensas “hoy no llego a la cena”, porque estás un poco enferma y cansadísima, y horas más tarde te ves tranquilamente cenando con tus hijxs y riéndote, te mereces un monumento.

Tú, que en un momento concreto has llamado a tu madre (que vive en otra ciudad) o a una amiga cercana para poder dormir y descansar, y no has necesitado excusas, te mereces un monumento.

Tú, mamá lactante, que pillas todos los virus de tu hijx (con lo que eso comporta) mientras le ayudas a inmunizarse, te mereces un monumento.

Tú, que das teta a temperaturas increíbles, de día y de noche, y tienes más trucos que el almendruco para no pasar calor ni frío, te mereces un monumento.

Tú, que a veces has gritado y te has largado a la calle con un portazo, tú que has dejado salir la rabia y no te ha gustado, a pesar de que era necesario… Tú que no te has reconocido, pero te has perdonado, te mereces un monumento.

Tú, que no tienes una pareja o tribu que te apoye en la crianza, y te sientes sola, pero continúas día a día, te mereces un monumento (y una tribu).

Tú, que tienes una pareja que te apoya en la crianza y estáis en fase de conflicto, por mucho que sepas que es parte de vuestro aprendizaje, te mereces un monumento.

Tú, que has mirado a tu infancia cara a cara, que has hecho el viaje en pleno puerperio para sanar tu historia y llegar libre a tus hijxs,  te mereces un monumento.

Tú, madre bloguera, compañera de viaje virtual y de horas sin dormir, la que (sin saber cómo) encuentra tiempo para cada post, la que come a veces delante del ordenador, la que escribe hasta soñando, te mereces un monumento.

Tú, que ya los tienes en la adolescencia, y practicas cada día la confianza y el amor incondicional; tú, que a pesar de las mil dudas de esta nueva etapa, has decidido embarcarte en el viaje, te mereces un monumento.

Tú, que colechas feliz y deseosa cada noche, a pesar de dormir en posturas increíbles, tú la de la cama sin horarios, te mereces un monumento.

Tú, que estás teniendo un embarazo complicado y además has de cuidar a tu hijo/a mayor, tú la que convives con la esperanza y el miedo, te mereces un monumento.

Tú, que has cogido una excedencia para estar con tu hijo/a, y las estás pasando canutas, económicamente hablando, y aún así lo volverías a hacer (una y mil veces) porque es lo mejor que has hecho en tu vida, te mereces un monumento.

Tú, que has vuelto a trabajar sin ganas, porque quisieras quedarte con tu hijo, y lloras a escondidas en el curro y vuelves a casa, como alma que lleva el diablo, para sanar -con una dosis extra de cuerpo a cuerpo- el dolor mutuo de esa separación, te mereces un monumento.

Tú, que has ido a por el segundo, con una situación incierta en casa (sea la que sea), porque el deseo de ese niño por venir te estaba explotando en el cuerpo y jamás te has arrepentido, te mereces un monumento.

Tú, que has luchado por salvar tu lactancia, con uñas y dientes, da igual si lo has conseguido o no, tú que has encontrado como yo un hada madrina (de la teta), te mereces un monumento.

Tú, que das el biberón como si fuera el pecho, con esa ternura que me deja boquiabierta; tú, la reina del porteo, ya sabes quien eres, te mereces un monumento.

Tú que tienes un bebé estrella, o dos, o tres, con todo el amor y el dolor que eso comporta, te mereces un monumento.

Tú que no tuviste tu parto soñado, estuvieras muy informada o no (da lo mismo) y has sido capaz deaceptarlo y sanarlo, (o estás todavía a mitad camino) te mereces un monumento.

Tú, mujer y madre, que eres yo, que eres tú, que eres tu madre, tu abuela, tu linaje, tu hija y a la vez te sabes única e irrepetible, te mereces un monumento

Tú, la madre de x (y w, y z…), la de los sueños cotidianos, la de los imposibles posibles, la del cuidado, la del calor, aunque no salgas jamás en la prensa, sabes que con cada minuto estás cambiando el mundo…

No lo olvides.


No hay nadie como tú.


Eres una campeona!!!

miércoles, 23 de octubre de 2013

Grupo de apoyo al postparto. Red de Mar



                               Nuevas fechas del grupo de Apoyo al Puerperio Red de Mar


El pasado mes  empezamos el sexto año de nuestro espacio de Apoyo gratuito la próxima cita será el martes 29 de Octubre

Dirigido a madres, padres, abuelas, acompañantes y personas interesadas, para madres con bebés e hijos hasta de 2 años

Por supuesto los bebés y los niños son muy bienvenidos!!

En el Centro Cívico Jose Luis Mosquera, lo que era el edificio de magisterio

De 11:30 a 13:30 EL ÚLTIMO MARTES DE CADA MES

Nuevo espacio de mujeres. Red de Mar.



                                                         Un Espacio para el cuidado.


Mediante varias prácticas y dinámicas psicoterapeuticas, de conciencia corporal, artísticas, en función de lo que necesite el grupo, crearemos un espacio especial, nutritivo, cálido y respetuoso.

Donde compartir con otras mujeres desde el corazón, cada una a su ritmo y en su momento vital

Celebrando el ser mujer, nuestra naturaleza cíclica, nuestra sabiduría instintiva.

En este 2013 las fechas serán:


Precio:  25 Euros, 20 si traes a una amiga
Si vienes a 3 sesiones (pueden no ser seguidas), el bono de 3 es de 60 Euros

Es necesaria inscripción

martes, 22 de octubre de 2013

La socialización en los niños.

Carlos Gonzalez explica muy bien lo que es la socialización en los niños. Aunque aún much@s no opinan lo mismo.

Juzguen ustedes mismos.




jueves, 17 de octubre de 2013

Mi maternidad y yo




Hay días que la maternidad
me desborda como un río,
y me arrastra la corriente en remolinos
y me ahoga la impaciencia a borbotones.

 
Otros días la maternidad
me lava la cara con rocío,
con diminutas gotas de risa fresca,
con nueva vida aprendiendo a ser.
 
Hay días que mi maternidad
es suave brisa
meciéndome tranquila,
contemplativa,
acurrucada en un perfecto puzle
de teta y pequeña piel.
 
Y de repente mi maternidad se convierte en torbellino,
en levante emborronando el paisaje con su arena,
y me lleva en volandas como viento huracanado
y me asusta su vértigo veloz, descontrolado.
 
A veces  la maternidad me calienta el corazón,
se vuelve anaranjada, atardecer en verano,
una mezcla de mar y de sal,
de olas libres y amor radiante.

Aunque otros días
mi maternidad es de invierno inmóvil,
helado y aterido.
Me abandona  a mi suerte de madre congelada,
y soy oscura y fría, desnudez  aterrada.

Hay días de puerperio infinito,
de sentirme atrapada en un reloj detenido,
y el tiempo no transcurre
y duelen las posturas.

Otras lunas, sin embargo,
mi maternidad y yo
nos hermanamos en un círculo perfecto,
y el tictac es una danza
de tribu fusionada.
Entonces soy mujer
completa y plena,
abrazo a mis cachorros
y mis ojos
se cierran.

sábado, 12 de octubre de 2013

"El perro, el gato y la gallina" por el Dr.Carlos González

Picoteaba un día una gallina
entre unos desperdicios de cocina
cuando le sobrevino un deseo urgente
de alzar la vista al frente
y caminar con paso vacilante
(el cuello para atrás y para adelante)
hacia un montón de paja allí dispuesto.

Cacarea, se sienta, se menea,
pica, repica, suplica, tuerce el gesto,
se levanta, se vuelve, cacarea,
puja, empuja, apretuja y pone un huevo.

Un gato, que de todo fue testigo
(aunque el suceso no era nada nuevo)
reflexiona, lamiéndose el ombligo:
"A las puertas del siglo XXI,
y que aún pongan los huevos de uno en uno!"
No alcanza a comprender su alma felina
que una simple gallina,
no sabiendo de ciencia, ni de oficio,
sin el auxilio de gente preparada,
ni acceso al beneficio
de la moderna técnica avanzada
esté a poner un huevo autorizada.

Se acerca el gato a un perro que dormita
al sol junto al corral
y al oído unas frases le musita
en tono coloquial:
"¿Se ha fijado, colega
en cómo pone la gallina, ciega
al peligro, sin método ni nada?
Hemos de poner fin a un sufrimiento
que hace de las gallinas instrumento
de la naturaleza desatada."

"Tiene razón", responde el aludido,
"que es la puesta una empresa complicada
para hacerla en un nido.
Hay que abrir un centro veterinario,
a modo de huevario,
en el que sea la puesta controlada
y el huevo por expertos atendido."

Buscar deciden, pues, a la gallina
que a la puesta parezca más cercana,
y resulta ser tal la Serafina.
El gato le pregunta: "Dime, hermana,
¿no notas de algún huevo la venida?"
"Nada noto" — "¡Es puesta retenida!"
"Hemos de proceder sin dilación.
Estírate para la exploración."
"¿Me siento así?" — "¡No, tonta, boca arriba!"
Procede a desplumar el perineo
(¡qué vergüenza!). "Colega, ya lo veo.
Con una lavativa
y una infusión de hormonas adecuada
habremos de inducir ahora la puesta;
y una vez dilatada,
hacer palanca con una cuchara
y recoger el huevo en una cesta."
(Hubo de dar el gato una tajada,
porque, si no, no entraba la cuchara.)

Ya se extiende la voz: ¡Por fin la ciencia
da respuesta a este problema diario!
Las gallinas, con suma diligencia
acuden al huevario.
Y es fama que de ciento que allí ponen
son las cien boca arriba desplumadas
las noventa tajadas,
las cincuenta inducidas, cuarenta
instrumentadas, y algo más de treinta
salen con un buen corte en la barriga.
Tan sólo una recela: nuestra amiga
que iniciaba esta historia.
Porque es gallina vieja, que ya ha puesto
mucho huevo en la vida, y todo esto
le huele más a esclavitud que a gloria.

¿No ha de tener mi cuento moraleja?
Hela aquí: Mujer, no seas gallina,
y si lo eres, sé gallina vieja.
Pregunta al que entusiasta te aconseja
métodos tan científicos y nuevos.
"¿Ayudas tú en verdad a la gallina,
o sólo vienes a tocar los huevos?" 


Dr. Carlos González

jueves, 10 de octubre de 2013

Velo de nacimiento

Es una imagen poco común. Muy rara vez se ve el nacimiento de un bebé después de practicar una cesárea con la bolsa intacta. El bebé todavía no entiende que ha nacido. Es como si siguiera en el útero de la madre, este fenómeno se conoce como ``el nacimiento con velo´´.
El nacimiento es más común en partos prematuros, pero poco frecuente. El liquido amniótico no deja que el bebe se ahogue, ya que empieza a respirar inmediatamente después de que quitar el ‘‘velo’’ ya que la placenta sigue alimentando al bebe con la sangre.
Es algo poco frecuente pero hay veces que los niños nacen con una suerte de velo pegado a su cabecita que no es más que el resto de la membrana amniótica en la que ha estado envuelto durante los meses que se ha estado gestando.
El ver salir a un bebe del cuerpo de su madre con este extraño velo, dio pie a un sin fin de creencias populares en todos los lugares del mundo.
Dicen que los bebes que nacen de esta forma, es el nacimiento de una nueva raza y que está rodeada de cierta magia. Lo desconocido nos lleva siempre a buscar razones más allá de aquello que alcanzamos a observar y entender. A pesar de los muchos avances científicos y médicos, aun hoy la llegada de un bebe, su gestación, su alumbramiento, se sigue aceptando como el milagro de la vida.

martes, 8 de octubre de 2013

Los bebés nacidos a finales de verano y principio de otoño son más grandes y más altos

LONDRES, 04 febrero 2009 (EFE).- Los bebés que nacen a finales de verano o principios de otoño son más altos y tienen los huesos más grandes, según un estudio publicado por la Universidad de Bristol (sur de Inglaterra), que lo atribuye a los niveles de vitamina D que el sol les proporcionó a través de sus madres al final de la gestación.


El estudio se basó en un seguimiento de 7.000 niños nacidos entre 1991 y 1992, y tuvo en cuenta los datos meteorológicos de esos años para determinar el grado de exposición al sol que las madres pudieron recibir en el último trimestre del embarazo.
También se repasaron los datos sobre los niveles de vitamina D en la sangre de 350 madres en la semana número 37 de gestación.
La evidencia es que a los 10 años, los niños -hoy adolescentes- nacidos en agosto y septiembre eran 0,5 centímetros más altos que los nacidos en primavera e invierno y tenían un área ósea 12,75 centímetros cuadrados mayor, es decir, huesos más grandes.
Los investigadores recordaron que por norma general las personas más altas tienen huesos más grandes, pero en el caso de estos niños el volumen óseo era mayor del atribuido únicamente a la estatura.
La conclusión es que estos niños estuvieron expuestos a mayores niveles de vitamina D, elemento que contribuye a la construcción de los huesos junto al calcio, a través de la exposición al sol de la piel de sus madres al final del embarazo en los meses más soleados.
"Los huesos más voluminosos suelen ser más fuertes y menos propensos a romperse a causa de la osteoporosis en los estados avanzados de la vida", según el profesor de Reumatología de la Universidad de Bristol y participante en la investigación Jon Tobias.
"Cualquier cosa que afecte el desarrollo óseo es significativo", añadió Tobias, quien consideró que con estas conclusiones "las mujeres embarazadas podrían considerar hablar con sus médicos sobre la conveniencia de tomar suplementos de vitamina D, particularmente si sus bebés van a nacer entre el otoño y la primavera".

Este estudio forma parte de un proyecto más amplio, conocido como Estudio Longitudinal Avon de Padres e Hijos (ALSPAC por sus siglas en inglés) o "Niños de los 90", en el que se enrolaron 14.000 mujeres embarazadas del Reino Unido en 1991 y 1992, y que hace un estrecho seguimiento de estas familias desde entonces.
Las familias han facilitado a los investigadores una amplia información sobre sus genes y su entorno en los últimos 18 años, en un estudio de campo sin precedentes que permite afrontar y estudiar con mayores garantías numerosos problemas de salud.

Artículo e imagen sacada de http://www.wickedmagazine.org

lunes, 7 de octubre de 2013

Volvemos, junto con el Otoño :)

Volvemos, junto con el Otoño. Después de un mes largo de descanso e instrospección regresamos de nuevo, para apoyar a las mamás, y seguir compartiendo experiencias con las que nos enriquecemos cada día un poco más.

Esperamos poder daros pronto la noticia de haber encontrado un espacio para reunirnos. Seguimos en ello, y os informaremos cuando haya noticias.

Feliz Otoño :)


Imagen tomada de http://blog.vialactea.org