sábado, 29 de junio de 2013

Porque la maternidad es muy dura

El siguiente artículo lo he leído en www.bebesymas.com.  Podéis encontrar el original haciendo click Aquí.


Las mamás que no pueden más

No es nada sencillo escribir esto hoy. Alguien a quien quería mucho se ha ido. Cuando alguien se va no puedes evitar pensar que podías, que debías, haber podido hacer algo, detectar hasta que punto llegaba su desesperación, su cansancio, su angustia. Ya para ella no sirve de nada, pero espero que algo pueda ayudar a las madres que sienten que no pueden más.
La maternidad remueve profundamente nuestra conciencia, nos enfrenta a los dolores callados de la infancia, al silencio, al deber. A veces la presión es tan fuerte, las madres están tan solas, que no encuentran otra salida que dejar la vida antes de seguir soportando una vida que es un peso demasiado enorme para soportarlo.
Se que las que miráis enternecidas a vuestros pequeños pensáis que nunca, nunca, podrías llegar a querer dejarlos sin vosotras en la vida. Que soportaríais cualquier enfermedad, sufrimiento, vacio… todo, con tal de estar ahí, a su lado.
Pero no siempre es asi. Nos han educado para soportar las penalidades y resistir con una sonrisa, a aceptar las cosas que son como son, a no romper esquemas, a ser sumisas, buenas hijas y esposas, ciudadanas modelo. Y nos rompemos, nos podemos convertir en madres que no pueden más.
En vuestra maternidad seguro que habrá circunstancias difíciles. Quizá una pareja que se ha convertido en un extraño que no os trata como merecéis. Quizá más trabajo del que podéis soportar o que se os presiona o no queda más remedio que trabajar cuando queréis estar con vuestros hijos. Quizá el agotamiento o la soledad. Quizá, incluso, una lactancia durísima y sin apoyos que debéisterminar en destete sin desear hacerlo.
Indefensión aprendida de la que no sabemos salir y nos machaca, robándonos la autoestima. Quizá la necesidad, simple y sencilla, de tener tiempo para vosotras, para crecer y madurar, para reiros y ser libres, piense lo que piense nadie de vosotras. Pero nada debería llevaros a querer abandonar la vidaporque no podéis más.

Ser madre puede ser muy duro

Ser madre es duro. Ser una madre entregada lo es mucho más. Los días sin sueño, la lactancia sin apoyo, el que el entorno no nos sostenga y cuide, puede hacer que sintamos que no podemos más, que ya nada de lo que hacemos sirve, que el futuro no vale la pena.

La depresión postparto es una de las circunstancias más duras en la vida de una madre y, si no se soluciona, puede dejar secuelas durante años, muchos años. Las razones de la depresión postparto son muy variadas y no están claras, pero sucede. Por eso hay que estar atentos para detectarla, y actuar, pedir ayuda una misma o que alguien de nuestro entorno nos convenza para hacerlo. No dejar que vaya a más.

Por eso es indispensable saber pedir ayuda. No solamente contar algo de lo que nos preocupa, o explicar que estamos deprimidas, no. Hay que gritar. Hay que saber acudir a alguien y decirle que no queremos vivir. Hay que escuchar y acudir a un terapeuta o a un psiquiatra si nuestra alma se derrumba. Antes de que sea tarde, antes de decidir partir, antes de ser una madre que no pudo más.
Por eso también es indispensable que los que rodeamos a una madre estemos dispuestos a acompañarla, pero sobre todo que los más cercanos la respeten, la escuchen, la ayuden. Nunca cargarlas de culpa si algo no funciona puntualmente en la crianza, incluso si no compartimos su forma de verla. Y ayudarles a empoderarse de la educación de sus hijos, para que nadie les imponga algo en contra de sus sentimientos o sus principios.
Hay veces que la culpa, que nos persigue, nos atrapa. No somos bastante buenas, bastante abnegadas, bastante fuertes. Y es mentira, es la culpa lo que nos debilita y nos hace querer cumplir un programa de vida que realmente nos hace daño. Aceptamos el chantaje emocional.
Cada mujer es diferente. Para algunas estar con sus hijos en casa es lo mejor del mundo. Pero incluso ellas necesitan su tiempo y su descanso. Otras quieren trabajar mucho, pero no saben decir que hasta aqui, que necesitan parar y reconocer cuando trabajo y maternidad son dificilmente compatibles. No existen las buenas o malas madres por hacer una cosa u otra.
Lo que nos hace fuertes es hacer realmente lo que resuena como correcto en nosotras: dar el pecho o destetar, trabajar o quedarnos en casa, ser esposas o ser divorciadas. Nadie tiene derecho a decirnos como debemos vivir. Solo somos nosotras las dueñas de nuestra vida, solo nosotras podemos parar cuando no podemos más.
Nuestros hijos lo que realmente necesitan es que estemos bien, que estamos conscientes y con fuerza para hacer frente a las dificultades, delegando, pidiendo ayuda, pero nunca consintiendo que nadie nos marque como debemos ser, como debemos vivir, como debemos comportando. Y no consintiendo que nadie nos machaque por no ser como “hay que ser”.

Educar a nuestras hijas en el empoderamiento

Debemos educar a nuestras hijas como seres empoderados, conscientes de su valor, de su capacidad, de su fuerza. Que sepan que nadie puede hacerles daño ni minusvalorarlas, que no tienen que soportar un trabajo, una pareja o unos cuidados a sus hijos que les hagan derrumbarse.
Que tienen derecho a cuidarse y a respetarse ellas si el entorno no las respeta. Que su primer deber es luchar por ser ellas mismas y ser felices, todo lo felices posible, que nada hay que aguantar que sea superior a su fuerza, que no hay que ser perfectas porque tienen mucho poder interior. Nadie debe quitarles su poder.
Debemos educar a nuestras hijas para que vayan con la cabeza muy alta incluso si algo falló, si en algo las dañaron. Que no son perfectas pero son maravillosas y merecen lo mejor, dignidad y alegría, incluso si hay enfermedad o hay problemas. Incluso si se equivocan, merecen lo mejor, son poderosas y no estan solas, que no necesitan que un hombre les de sentido o les de valor. Enseñadles a pedir ayuda, a pedirla de verdad.
Que deben ponerse el mundo por montera y gritar que son libres, que son auténticas, que son las dueñas de sus vidas y que ninguna norma social merece que lloren en silencio. Que nada merece que se vayan por miedo o por desesperación. Que nunca deben llegar a ser madres y mujeres que se van porque no pueden más.


viernes, 28 de junio de 2013

5' encuentro del grupo


En la reunión de esta semana  hablamos sobre cómo reaccionamos algunas veces las mamás ante "situaciones límite", es decir, cuando algunas situaciones con nuestros niñ@s nos desbordan, no podemos más y sacamos la "furia" de dentro. Todas coincidimos en que, con un grito (o dos, o tres), nos quedamos más desahogadas, aunque reconocemos que no es la mejor opción.

Sin ningún temor me atrevo a decir que TODAS las madres nos hemos sentido desbordadas en alguna ocasión. Hay días que estamos más cansadas que otros, días en los que tenemos que pensar y/o hacer mil cosas. No siempre tenemos la misma paciencia, y eso hace que, los días en que los niños están más movidos o nerviosos, sean realmente agotadores y frustrantes.

También hemos lanzado ideas para que los bebés de la casa se entretengan un ratito a solas. Desde dejar que saquen y metan todo de los cajones (obviamente retirando lo peligroso) hasta la idea estrella, que fue "la caja de los 5 sentidos". Consiste en meter en una caja cosas que le gusten y estimulen sus sentidos, como puede ser; una piña de campo, un hoja de árbol, una esponja, una cajita pequeña cerrada con arroz dentro para que suene...
De todas formas os dejo un enlace en el que podeis encontrar un montón de ideas para hacer con vuestros peques:



Pero como tema principal hablamos de algo que creo, a más de una os interesará: ¿Qué podemos hacer cuando nuestro hijo no se comporta cómo creemos que debería? ¿Cuando es un "rebelde sin causa"? Hay algo que parece que le inquieta y no sabemos lo que es. Nos reta, no acepta normas...¿cuál puede ser la causa?
Creo que es un tema muuuuuy complicado, pues intervienen muchos factores. Pero ayer pudimos sacar varias conclusiones. Os dejo algunas;

- Intentar adelantarnos a momento "x". Si predecimos que algo irrita o no gusta al niñ@ y va a ser motivo de enfado, podemos evitarlo o cambiar de actividad. (Si sabemos que jugando con la pelota verde acaba enfadado, pues intentar que no juegue con la pelota verde)

- No dejar que el enfado o rabieta, llegue a su punto más álgido. Podemos usar el humor para intentar que el niñ@ cambie el chip. O mejor aún, maxificar movimentos y reacciones por nuestra parte. (Pero has visto, madre mia, madre mia, madre mia, cómo está el suelo de juguetes??? Nos van a comer, hay muchiiiiiiiisimos, nos rodean, tenemos que recojerlos!!  A ver quién acaba antes!!!)

- Ofrecer dentro de lo que queremos que haga varias opciones, así el niñ@ siente que elije. (Es invierno, hay que ponerse abrigo sí o sí...cuál quieres el verde o el rojo?) aunque no pegue ni con cola el que elija...

- Explicar sieeeeempre el porqué de las cosas. ¿Porqué queremos tener todo recojido? ¿Porqué hay que ponerse el abrigo?.... Los niños son muy comprensivos y si ven que hay razón lógica para lo que les pedimos suelen cooperar.

- Hablar y usar un tono positivo. ("Me gusta que me hables bajito ", "cuando recojes está todo más limpio y es más cómodo encontrar las cosas". No..." Has recojido tarde y mal". ) Hay que valorar lo que hace, no lo que no hace.

- Es buena idea que, al final del dia recordemos lo que nos ha gustado de éll@. ("Hoy has ayudado a tu herman@")



Probablemente me deje algo en el tintero, pues fue mucha información. Si es así y alguna de las mamás que estuvisteis presentes quereis compartirlo con nosotras, lo podeis hacer en comentarios.
Y si, alguna mamá, (aunque no estuviera) quiere ampliar con alguna idea más, por favor, hacedlo. Este es un espacio para todas y entre todas podemos ayudarnos. :)

sábado, 22 de junio de 2013

Agitación del amamantamiento. (Mi experiencia personal)


Lamentablemente tuve que vivir con la agitación del amamantamiento durante unos meses. Realmente puedo decir que es la experiencia más dura que he vivido hasta ahora, pues me gustaba y disfrutaba mucho dando el pecho a mi hijo, y el final de nuestra lactancia no fue el que me hubiera gustado, a pesar de que no fue traumático.

Cuando mi hijo tenía 11 meses me quedé embarazada de nuevo. Los primeros meses leí algo de la agitación, pero sinceramente pensaba cosas como..."no se pasará tan mal", "si me pasara seguro que lo superaría", "bueno, la sensación es de que no te gusta darle el pecho, pero se lo das, piensas en otra cosa y ya está" cosas así, que luego me acordé y lamenté mucho....
Al quinto mes, después de haber "superado" medio embarazo, comencé a notar algo raro. No lo dí mayor importancia, y pensé que, si aquello era la agitación lo pasaría sin problema. Pero según pasaban las semanas iba aumentando esa sensación. Hasta que llegó un momento en que NO podía dar el pecho a mi hijo. Me resultaba un calvario, y mi momento del día más temido era la noche, porque se dormía a la teta y le costaba mucho. Había noches de hasta 1 hora y luego venían despertares en los que se engachaba. (Mi primer hijo ha sido de alta demanda y tomaba teta cada hora hasta bien pasado el año, incluso de dia).
Cuando veía que venía corriendo y decía "teta teta" se me caía el mundo encima y sólo tenía ganas de irme corriendo lejos de él. Sentía odio por mis pechos y me sentía sucia. Además me enfadaba por no poder "mandar" sobre mi cuerpo. Más de una vez he oido que las mujeres que sufren de ésta agitación se sienten violadas, y es cierto, se siente así.
Mi niño también lo pasó mal. Él notaba lo que a mí me pasaba, veía que lo tensa que me ponía al darle de mamar. Y sufría, porque él quería disfrutar conmigo y yo no disfrutaba. Observé que me pedía menos, pero creo que en el fondo quería tanto como antes, pero hacía el esfuerzo para que no me sintiera mal. Una preciosa pero trágica historia de amor :)
Muchas preguntareis... Bueno, y por que no destetaste? Por encima de todo quería mantener la lactancia porque es importante para mí y lo era mucho más para mi pequeño. Tenía la ilusión de acabar la lactancia cuando él no quisiera más. Quería que durara muuuucho y me aferraba a la idea de que después del parto aquello acabaría.
Pero llegó el parto, y aquello no se marchó. Los siguientes días en realidad disminuyó de intensidad. Me molestaba pero lo aguantaba, y me puse feliz. Pero después volvió para quedarse y ahí empezó el final de nuestra lactancia.
Empecé a no ofrecerle y él poco a poco pedía menos, hasta que cumplidos los dos años se destetó por completo. 
Estuvimos unos meses en támdem :) Lo único por lo que doy gracias es porque todo sucedió lentamente, y casi no nos dimos cuenta. De repende un dia no pidió y aunque al siguiente sí lo hizo, al otro ya no....y así hasta hoy.
Actualmente en ocasiones cuando me ve desnuda quiere abrazarme y "sentirme" y alguna que otra vez a dado un chupito, creo que no saca nada, pero le gusta y se queda agusto y feliz. 
Cerramos una etapa pero, seguimos con nuestra historia de amor.

sábado, 15 de junio de 2013

4' encuentro del grupo


En la cuarta reunión de Alma de Madre hablamos de temas interesantes, como la agitación del amamantamiento. En mi experiencia he podido comprobar que la agitación es algo muy desconocido, pero a la vez muy frecuente. (En próximos artículos hablaré de ello, por que creo que es muy interesante).
En el grupo de mamás que estuvimos reunidas coincidimos algunas (por no decir casi todas o todas), en experimentar en alguna ocasión el rechazo a amamantar a nuestro hij@. Incluso en algunas ocasiones haber pensado en destetar por la ansiedad que provocaba ésta situación. Ninguna ha encontrado o encontró en su momento solución alguna, y se apoyaba a sí misma pensando que sería pasajero. 
Comentamos que lo mejor era no ponerse metas, ir despacito y superar cada dia, uno a uno sin hacerse expectativas. 

Se tocó por encima el tema del destete en una lactancia prolongada, tema un pelín complicado, sobretodo si se quiere hacer de forma respetuosa con el niñ@. En este tema no hay una solución correcta y otra incorrecta, por lo que os voy a dejar unos enlaces y así las que estéis interesadas en el destete de niñ@s en edad más avanzada lo podéis hechar un vistazo.


Mantuvimos un pequeño debate sobre la religión tanto en la vida cotidiana como en los colegios públicos/privados. Como es normal, había opiniones para todos los gustos, y sería muy largo y complicado resumir un debate de ésta índole :)

Un tema divertido (al menos a mí me lo pareció), fue las diferentes maneras de comportarnos que tenemos las mamás con la suciedad de los niñ@s. Nos resultó muy curioso que, lo que a unas nos puede parecer una falta de higiene a otras nos parece algo normal. Por ejemplo, cuando a un niñ@ se le cae algo de comida al suelo. Existen infinitas maneras de medir si es higienico el que lo vuelva a recojer para comerlo. Es suelo de la calle?, de casa?, está el trozo de comida lleno de "pelusas, barro...?, en fin...que cada una tiene su criterio. 

Esto es todo lo que hablamos, (creo, si me dejo algo decidmelo chicas). 

La próxima reunión es el 27 de Junio y las puertas estarán abiertas, como siempre, a todas las mamás que quieran visitarnos. Un abrazo.

domingo, 9 de junio de 2013

Las paridas del embarazo

Hace tiempo la revista Muy Interesante publicó un artículo que trataba de desmontar algunas de las creencias o leyendas urbanas que corren boca a boca sobre el embarazo. Muchas de ellas seguro que las habeis oido, pues llevan en la creencia popular decenas de años.

Os copio algunas de las que publicaron y cómo explican científicamente el porqué son mentira.


1. Ni la forma redondeada o alargada de la cara de la futura mamá ni la altura de su vientre aportan pista alguna para descubrir el sexo del feto.Oh!, todas tenemos una tía que adivina el sexo del bebé mirándonos a la cara… jjojoo

2. Los niveles de ansiedad no influyen en las posibilidades reproductivas. He oído mil veces que si estás nerviosa y estresada es más difícil quedarte embarazada.
3. Sufrir acidez gástrica durante el embarazo no implica que vayas a tener un bebé peludo. Esto no lo había oído, pero me ha llamado la atención.
4. Ni tomar curry ni cosas picantes acelerará el parto. Yo tomé infusiones de frambuesa y se me retrasó el parto una semana…
5. Para aquellos que dicen “por un pitillo no pasa nada” que sepan que fumar durante el embarazo puede provocar al feto malformaciones en piernas y brazos y causarle serios problemas gastrointestinales. ¡¡¡¡Atención, embarazadas!!!
A continuación, os dejo una captura en la que se puede ver la totalidad del artículo. La imagen la he tomado de la web Espaciodecrianza.wordpress.com.


Más  información en Las paridas del embarazo, reportaje de Elena Sanz, en el número 370 de MUY INTERESANTE




martes, 4 de junio de 2013

¿Cuánto dura el puerperio?


Muchos son los artículos y libros que hablan de la duración del puerperio, pero no existe un acuerdo. Hay quien habla de los famosos 40 dias, otros de meses, otros afirman que va más allá de eso, pero... Quién tiene razón? Vamos a realizar un análisis para sacar nuestras conclusiones. 

Según la RAE lo define como; 

puerperio.
(Del lat. puerperĭum).

1. m. Período que transcurre desde el parto hasta que la mujer vuelve al estado ordinario anterior a la gestación.

2. m. Estado delicado de salud de la mujer en este tiempo.


Hemos vivido 9 meses de constantes cambios en nuestro cuerpo. Además de cambios físicos (aumento de peso, el útero aumenta 1000 veces su tamaño, los órganos internos se desplazan y ninguno queda en su lugar inicial, las articulaciones se vuelven hiperflexibles, las mamas empiezan a segregar calostro, etc...) se suman los cambios hormonales. Lo que està claro es que el puerperio no puede pasar en 40 dias (ni en 80). El cuerpo vuelve poco a poco al estado anterior al embarazo, y muchas mujeres aseguran pasado un año, que su cuerpo aún no es el mismo. 

Si nos centramos en el tema hormonal nos vamos màs lejos.... Sólo en el periodo de lactantacia segregamos unas hormonas que no fabricamos en nuestro "estado normal", y si pensamos que la mayoría de las mujeres dan el pecho un mínimo de seis meses, damos por hecho que el puerperio tiene (minimo) ésta duración.

Luego está lo emocional. Hay quién afirma que el puerperio dura hasta que la fusión madre-bebé llega a su fin. "¿Eso quiere decir? Si yo quiero a mi bebé siempre" siiiiiiiiii, ya lo seeee, lo que quiere decir es que, cuando nos vamos a la compra y no nos sentimos culpables de dejar a nuestro hij@, o nos permitimos el lujo de tomar un café y no estamos pensado continuamente "¿estará bien? ¿Tendrá hambre? ¿Pensará en mí?". Y por parte del niñ@ observamos que quiere descubrir el mundo y ya no nos necesita 24 horas pegadas como una lapa. Nos pide espacio, quiere estar más rato con Papá y los Abuel@s. Ahí, queridas madres, acaba la fusión emocional madre-bebé. 
Sin ir más lejos, Laura Gutman, asegura que el puerperio dura unos 2 años aproximadamente. Bajo mi punto de vista, y mi experiencia, creo que es así. Con mi primer hijo, he notado mucho cambio a partir de los dos años, ya noto que mi puerperio con él ha terminado, aunque ahora estoy inmersa en el segundo, con mi pequeña de un año. Ya os contaré cuánto me dura éste. 

Y vosotras, ¿qué pensaís? ¿Cómo fué vuestro puerperio? ¿Cuánto duró? Me interesa mucho vuestras experiencias. :)